La resolución del Parlamento Europeo titulada «Necesidad de una estrategia de la UE para el Cáucaso Meridional», basada en un informe del diputado búlgaro Evgeni Kirilov, fue aprobada el 20 de mayo de 2010. La resolución destacaba que los conflictos que existían en ese momento en el Cáucaso Meridional eran el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de la región, ya que impedían la plena realización de la Asociación Oriental en la misma. Subrayaba que una resolución pacífica de los conflictos era esencial para la estabilidad regional. Por ello, al tiempo que aplaudía la iniciativa de la Unión Europea sobre la Política Europea de Vecindad y la Asociación Oriental, en esta resolución el Parlamento Europeo pidió a la Unión Europea que incrementara su papel para evitar nuevos enfrentamientos militares y resolver los conflictos existentes en el Cáucaso Meridional y transformar así la región en una zona de paz, estabilidad y prosperidad sostenibles, instando al mismo tiempo a las repúblicas del Cáucaso Meridional a integrarse en las políticas europeas.635
Al tiempo que se refería a la necesidad de que la Unión Europea respete la soberanía y la integridad territorial de los Estados del Cáucaso Meridional, la resolución señalaba también que una de las principales intenciones de la Asociación Oriental es apoyar la consolidación de la condición de Estado y la integridad territorial en los países de la Asociación Oriental y abandonar cualquier condición inaceptable que pueda amenazar su soberanía e integridad territorial. A este respecto, ha dado su pleno apoyo a los esfuerzos de mediación del Grupo de Minsk de la OSCE, a los Principios Básicos contenidos en el Documento de Madrid para la resolución del conflicto de Nagorno-Karabaj entre Azerbaiyán y Armenia, y a la declaración de los países copresidentes del Grupo de Minsk del 10 de julio de 2009, con ocasión de la Cumbre del G8 en L’Aquila. Además, exigió que todas las fuerzas armenias se retiren de los territorios ocupados pertenecientes a Azerbaiyán, junto con el despliegue de fuerzas internacionales, que se organizaría según la Carta de la ONU. La resolución también expresaba su grave preocupación por los cientos de miles de refugiados y desplazados internos que abandonaron sus hogares durante la guerra entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno Karabaj entre 1988 y 1994, que siguen desplazados y a los que se niegan sus derechos, incluido el derecho al retorno, a la propiedad y a la seguridad personal. La resolución, por tanto, pedía a las partes en conflicto “que intensifiquen sus esfuerzos en conversaciones de paz con el fin de llegar a un acuerdo en los próximos meses, que muestren una actitud más constructiva y abandonen las preferencias por perpetuar el statu quo creado por la fuerza y sin legitimidad internacional”. 636